Diarios de clase, de aula y carpetas de aprendizaje

Diarios de clase, de aula y carpetas de aprendizaje

Aprender es un proceso que se va llevando a cabo día a día, con idas y venidas, estableciendo conexiones entre hechos e ideas diversas, y tomando conciencia de los pasos que se van dando. Hay que ir recordando y reflexionando sobre el itinerario que se va siguiendo para lograr un objetivo a partir de documentación que puede ser diversa (fotografías, escritos, dibujos, preguntas, dudas, maquetas…). Analizando esta documentación se pueden identificar aciertos, dificultades, planificar cómo superar los obstáculos que van surgiendo y ser consciente del proceso que se va siguiendo.

Aprender es un proceso que se va llevando a cabo día a día, con idas y venidas, estableciendo conexiones entre hechos e ideas diversas, y tomando conciencia de los pasos que se van dando. Hay que ir recordando y reflexionando sobre el itinerario que se va siguiendo para lograr un objetivo a partir de documentación que puede ser diversa (fotografías, escritos, dibujos, preguntas, dudas, maquetas…). Analizando esta documentación se pueden identificar aciertos, dificultades, planificar cómo superar los obstáculos que van surgiendo y ser consciente del proceso que se va siguiendo.

El aprendizaje es personal y, por tanto, cada niño o joven debe saber encontrar cuáles son las estrategias más válidas para él y para su equipo. No hay un solo camino para aprender y los docentes debemos ser cuidadosos en no imponer uno igual para todos.

En diferentes profesiones es habitual utilizar estos tipos de documentos para ir anotando las ideas, datos, reflexiones, dudas …, que se van generando mientras se está llevando a cabo una tarea determinada. Así se habla de Diarios de laboratorio, de campo, cuadernos de notas, bloques …. Estos documentos también tienen una dimensión biográfica, dado que todo lo que se recoge en ellos aporta datos y pensamientos secuenciados a lo largo de un tiempo, que escapan a menudo a un control consciente.

En el contexto escolar, son instrumentos que permiten a los aprendices recoger no sólo lo que van haciendo, sino muy especialmente sus reflexiones «metacognitivas». Así, expresan qué creen que han aprendido y también sus dificultades.

Al profesorado le posibilita disponer de muchas informaciones de cada alumno y en cada momento de su proceso de aprendizaje, conocer cómo se representa el objetivo del trabajo realizado o cuáles son los obstáculos que cree que debe superar, permitiendo así gestionar mejor cómo hacer una orientación personalizada. Muchas veces será más importante regular estas percepciones que los resultados de la actividad.

Como dice Rafael Porlán:

El pensamiento no escrito es moldeable y difuso: hoy puedo pensar una cosa y mañana la contraria sin saber con claridad las razones de dicho cambio; en unos contextos puedo pensar de una manera y en otros de otra, sin ni siquiera tomar conciencia de las posibles contradicciones; etc. Escribir, por el contrario, es un ejercicio que exige mayor precisión y nos obliga a concretar y aclarar nuestras ideas, pues tratamos de que lo escrito refleje fielmente lo que pensamos y sentimos. Al mismo tiempo, la escritura, al ser un hecho material y por tanto objetivo, nos permite volver una y otra vez sobre el texto, ajustándolo al pensamiento. El texto, por tanto, influye en el pensamiento o, pues lo activa y lo hace más productivo, provocando nuevas interacciones entre ideas, así como momentos de toma de conciencia de aspectos más ocultos de nuestra mente. Por decirlo así, el pensamiento se vuelve más preciso al convertirse en texto y el texto activa nuevos procesos de pensamiento .

Rafael Porlán, El diario de clase y el análisis de la práctica (En el enlace podéis encontrar el artículo completo)


Para saber más: