- La dimensión actitudinal de la competencia científica hace referencia a los valores, sentimientos y emociones, motivación, intereses, actitudes, creencias y conductas que son básicas en toda actividad científica. Todos estos componentes condicionan que los estudiantes se puedan comprometer en el planteamiento de preguntas, en los procesos para dar respuestas y con la toma de decisiones racionales en su actuación personal y colectiva. Hay que tener en cuenta que el trabajo científico está motivado por una intensa curiosidad e interés por comprender los hechos del mundo y el deseo de encontrar respuestas a las preguntas y dudas que las personas nos vamos planteando. Pero llegar a unos resultados puede no ser fácil y requiere perseverancia y ser autocrítico a la hora de validar tanto las pruebas recogidas como la explicación propuesta.
- Las actitudes y los valores forman parte de la construcción de la cultura científica. La actividad científica escolar (ACE) necesita, para desarrollarse, discutir sobre los valores que lo orientan, le dan sentido, la hacen evaluable y la regulan. Si los conocimientos científicos se presentan como si sus afirmaciones fueran objetivas, universales, verdaderos y neutras, podría contribuir a dar una imagen falsa de la ciencia y a creer que no tiene nada que ver con los conflictos de valores ni con el compromiso de las personas que la llevan a cabo.
- Las actitudes y los valores forman parte de la construcción de la cultura científica. La actividad científica escolar (ACE) necesita, para desarrollarse, discutir sobre los valores que lo orientan, le dan sentido, la hacen evaluable y la regulan. Si los conocimientos científicos se presentan como si sus afirmaciones fueran objetivas, universales, verdaderos y neutras, podría contribuir a dar una imagen falsa de la ciencia y a creer que no tiene nada que ver con los conflictos de valores ni con el compromiso de las personas que la llevan a cabo.
- En el contexto escolar también es importante la actitud del alumnado hacia la ciencia, es decir, la predisposición personal hacia su conocimiento y la evaluación que cada uno hace. Esta evaluación está condicionada por las diversas creencias sobre la ciencia y su aprendizaje e influye en si gusta o se rechaza aproximarse a este campo del saber. Por tanto, sin promover el desarrollo de la empatía hacia la ciencia será difícil que el alumnado aprenda un conocimiento científico significativo.
- También hay que tener en cuenta la diferencia que se da entre géneros, ya que se tiende a considerar que la actividad científica es más propia de hombres que de mujeres y a menudo estas quedan en segundo plano. A veces, desde la misma ciencia la discriminación de las mujeres se ha justificado por diferencias biológicas, pero si se valora la igualdad entre las personas no tendrá sentido argumentar sobre la preponderancia de un sexo sobre el otro a la hora de hacer ciencia.
- Estas reflexiones nos llevan a reconocer que la dimensión actitudinal de la competencia científica es algo complejo. Para afrontar su desarrollo, en este documento se distingue entre las actitudes hacia la ciencia y las actitudes científicas. Las primeras se refieren al interés por la actividad científica (gusto por relacionar causa-efecto, valoración del papel de la ciencia y de las personas científicas - hombre y mujer- en la vida diaria cuestionando las supersticiones, etc.), y las segundas en la predisposición para aplicar una actividad investigadora fundamentando las explicaciones en pruebas empíricas, en la duda sistemática y en ser crítico y riguroso, para colaborar con otros en la búsqueda de pruebas y en la génesis de interpretaciones, etc.
